LA VIDA DESPÚES DE LA MUERTE DE XOLOTL

“La luz está compuesta por ondas de magnetismo y ondulaciones eléctricas que viajan en ángulo recto respecto a él. Pero ni el magnetismo ni la electricidad tienen color o luminosidad inherentes, […] los colores y la luminosidad son sensaciones que aporta el cerebro.” – Lanza, Dr. Robert. Más allá del biocentrismo (pp. 168, 169 y 180)

La física y ciencia nos demuestran que en el Universo no existe luminosidad, la luz es desarrollada por nuestros cerebros. Al principio de la creación del Quinto Sol, nuestras mentes no podían desarrollar la luz, todo era absolutamente oscuro. Sin luz no podíamos ver. Se reunieron los Dioses para que las mentes de los animales pudieran dar luz al Universo, Tecuciztécatl (Dios precioso) y Nanahuatzin (Dios sarnoso). Que nuestras mentes puedan aportar los colores y luminosidad es un regalo de los Dioses. 

“[…] el mundo que vemos es la percepción visual alojada dentro de nuestra cabeza.[…] Todo lo que vemos es la mente.Se reflejan rayos de luz (ondas electromagnéticas de diversas frecuencias) de las hojas […] y el cerebro las procesa formando una imagen dentro de la oscuridad del cráneo. Por obra de una misteriosa proyección mental, tenemos la poderosa impresión de que la imagen que experimentamos está ahí fuera, alejada de nosotros. Es una ilusión maravillosa.” – Lanza, Dr. Robert. Más allá del biocentrismo (pp. 178 y 179)

Sin el sacrificio de Tecuciztécatl y Nanahuatzin, las mentes del Universo no podrían desarrollar la luz que nos permite ver. Para la creación de luz, los Dioses crearon una gran hoguera donde ambos dioses debían sacrificar su cuerpo terrenal. Un águila pasó cerca del fuego quemando sus plumas, haciéndolas oscuras; el jaguar también se quemó creando sus manchas. Nanahuatzin se convirtió en el Sol y Quetzalcoátl (Serpiente emplumada) le señaló por dónde debía salir para que creara la luz que permitiera ver a los animales. Tecuciztécatl se transformó en la luna, derivado por la Dualidad necesaria de fuerzas opuestas para la creación del Universo. 

Los Dioses tenían mucha energía proveniente del Universo, por lo tanto, no permitían que el Sol se moviera. Debían dejar el Universo material para que se recuperara el equilibrio de energías en él y así el sol (Nanahuatzin) y la luna (Tecuciztécatl) pudieran moverse. Ehécatl (Dios del viento) empezó a desprender a los Dioses de su cuerpo terrenal para que su alma se fuera a Tollán. Ya no iban a poder regresar al mundo material. Xólotl, hermano gemelo de Quetzalcoatl, se negaba a dejar el mundo material. Se escondió en los maizales donde se convirtió en el pie de maíz que tiene dos tallos (campesinos actuales le llaman xólotl). Ehécatl lo encontró en los maizales y éste se fue a los magueyes donde se transformó en un mexólotl (maguey de dos cuerpos) pero lo encontraron nuevamente. Desesperado Xólotl se sumergió en el agua, donde se transformó en el Axólotl (ajolote) un animal que desafía la muerte ya que puede regenerarse mediante células madres. Ehécatl lo capturó y ni con la habilidad de regenerarse pudo escaparse de su destino; desprenderse de su cuerpo terrenal para siempre. Así nació el ajolote, el Sol, la Luna y la entrada de la nueva era: el Quinto Sol. 

En la parte posterior del diseño se puede ver a Xólotl de color negro y el frente, con multiculores, se puede oservar a un Ajolotle en esqueleto.

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