Leyenda Miquimuya
Todas las culturas humanas tienen tradiciones y ritos asociados con la muerte y cada una lo ve a su manera, así es que el viaje entre la vida y la muerte no es el mismo para un tarasco, olmeca o para un maya.
El pueblo Wixárica, no huichol, ya que este es un término con el que los españoles se referían a ellos que significa “el que huye” y los Wixáritari (plural de Wixárica) no huyen jamás también tenían su propia concepción de la muerte
Para la cultura Wixárica el día de muertos tal como lo entendemos los mexicanos no existe, si bien en la actualidad se hacen altares, poseen su cosmogonía casi intacta ya que sobrevivieron a la evangelización española tienen una manera de despedirse de sus muertos y ayudarlos en la transición al otro mundo
Existen varias fases para tratar al que murió: el velorio, la despedida física, la llevada al lugar de descanso y la despedida del alma
El velorio no debe entenderse como parte de la religión católica, es más bien cuando familiares y amigos se reúnen en la casa del difunto y le llevan sus objetos personales que lo caracterizaban y en su lengua materna se despiden de él, y le dicen las cosas buenas que vivieron. En la despedida física al difunto se le lavan la cara, pies y manos, es colocado en un ataúd de madera recién cortada o en su defecto un ataúd moderno, después el cuerpo es llevado a lugar de descanso donde se pueden encontrar padres, abuelos, tíos que pertenezcan a la misma familia; el cuerpo debe ser enterrado hacia el este para que cuando vuelva el espíritu el sol le sirva de guía. La despedida del alma puede no realizarse enseguida del entierro, lo usual es que sea después de la temporada de lluvias ya que este es un tiempo considerado de oscuridad y el espíritu del fallecido puede llegar a perderse en ella, la despedida se realiza invitando a familiares y amigos, se prepara un altar con sus pertenencias así como comida y bebida del gusto del muerto; el marakame comienza la búsqueda del espíritu por toda las etapas de su vida: joven, hombre y anciano y cuando lo encuentra hace un recuento de las acciones de su vida las buenas y las malas, el difunto es aquí cuando se enfrenta a varias pruebas y recibe el mismo trato que dio en vida; si el espíritu regresa los invitados a la ceremonia sienten su presencia y lo invitan a que pruebe todo lo que se ha preparado para él, tiempo después los asistentes se reparten los alimentos y las pertenencias del fallecido, antes de retirarse del lugar las personas que hayan tocado la tierra se lavan la cara y manos y despiden del espíritu recordando que algún día irán a aquel lugar y nuevamente estarán juntos.
La muerte para la comunidad Wixárica está presente durante toda su vida ya que saben que al morir deberán afrontar las pruebas de lo que hicieron en vida, el que muere inicia un viaje más allá del mundo de los vivos para reunirse con los que murieron antes, y también cuida a los que se quedaron en vida por lo que en realidad nunca se va. Es un continuo ir y venir entre la vida y la muerte.