Tláloc el Dios de la lluvia, y esposo de la Diosa del agua y del amor Chalchiuhtlicue, padres de Tlalocas (nubes), Tláloc habita en Tlalocan, un mundo subacuático al que viajan todos los espíritus de aquellos que fallecen por causas relacionadas con el agua, en este reino marino la comida crecía en abundancia, y por donde quiera se encontraban árboles frutales de todas clases, la caída o ausencia de la lluvia en una sociedad que vivía fundamentalmente de la agricultura era una cuestión de vida o muerte, su importancia de rituales (Así como la de su hijo) que en la ciudad de Tenochtitlan, en el templo mayor, hay dos capillas, una al norte para el culto de Tláloc y otra al sur dedicada a las ceremonias en honor a Huitzilopochtli.

Por otra parte Tlaltecuhtli el Dios de la tierra, que sin el no hubiera sido posible la creación de la tierra, Quetzalcóatl y Tezcatlipoca principales rivales de Tlaltecuhtli, quienes planeaban la creación de un nuevo mundo, quedaron horrorizados al ver por primera vez a Tlaltecuhtli, quien tenia colmillos por todas las articulaciones, Quetzalcóatl y Tezcatlipoca planearon deshacerse de Tlaltecuhtli, se convirtieron en dos serpientes y dividieron a Tlaltecuhtli en dos partes en el cielo y la otra en la tierra, no contentos del resultado decidieron que su cuerpo diera vida a las plantas y proveer lo necesario para la supervivencia de los hombres.

Tras la destrucción del cuarto sol, se reunieron en Teotihuacán, Nanahuatzin y Tecciztecatl se arrojaron al fuego sacrificial y se convirtieron en sol y luna, quedaron inmóviles hasta que Ehecatl el Dios de los vientos sopló con fuerza sobre ellos y se movieron, en manera de agradecimiento los mayas le rendían tributo por mantener en orden tanto el movimiento del sol y de los vientos que soplaban en la tierra.

El Dios viejo del fuego quien vivía en el centro del universo, al final de cada siglo el cual duraba 52 años, celebraban rituales en honor al Dios viejo del fuego, para evitar que abandonara a los mortales, dentro de estos rituales se realizaban sacrificios humano, apagaban todos los fuegos y los sacerdotes vestidos de Dioses subían a la colina de la estrella y esperaban el momento de mayor peligro para realizar el sacrificio, tenia su contraparte femenil llamada Xiutecihuatl llamada “Señora del año”, ambos representados por viejos sabios, quienes compartían su sabiduría.